lunes, abril 25, 2016

Pegaso


Originalmente, Adamo Boari proyectó colocar los cuatro pegasos en el interior del Palacio de Bellas Artes, en los cubos que rematan el escenario, pero a causa del retraso en el desarrollo de la construcción, primero por problemas presupuestales y técnicos, y después por el movimiento revolucionario, abandonó su “elefante blanco” volviendo a Italia en 1916, habiendo concluido únicamente casi todo el exterior.
Los Pegasos alegóricos al género lírico y al arte dramático, fueron traídos desde España y realizados en bronce por el catalán Agustín Querol y Subirat; se dice que en efecto, alcanzaron a ser colocados en el sitio donde se planeo desde el principio, pero sólo por un breve tiempo, ya que durante los años veinte permanecieron en cada una de las esquinas de la Plaza de la Constitución, como se puede apreciar en imágenes que hay en la red de lo que hoy es nuestro Zócalo capitalino.
Fue el arquitecto Federico Mariscal, encargado de concluir el Palacio de Bellas Artes en 1934, quien los reubico en la explanada frontal en nuevos pedestales, y desde entonces sólo se mueven cuando la tierra tiembla, como si quisieran huir al cielo.

miércoles, abril 13, 2016

Palacio de Bellas Artes

La historia de la construcción del nuevo Teatro Nacional, llamado después Palacio de Bellas Artes, es compleja y tiene una dinámica singular;  dos épocas importantes de la historia de nuestro país la definen: el régimen de Porfirio Díaz y la Revolución Mexicana.

Los trabajos iniciaron en 1904 con el objetivo de terminarlo en cuatro años; sin embargo, problemas presupuestales y técnicos fueron demorando su conclusión. Tras el estallido de la Revolución en 1910 y el agravamiento de la situación económica en el país, Adamo Boari regresa a Europa en 1916. Se había concluido, hasta esa fecha, casi todo el exterior, excepto el recubrimiento de la cúpula.

La idea generalizada de que el Teatro Nacional, en el periodo que va de 1917 a 1929, estuvo en completo abandono es difícil de sostener, pues hubo gran interés para que se terminara, tanto de algunos gobiernos posrevolucionarios como del público en general. Además, el edificio se usaba muy frecuentemente para celebrar actos importantes de la vida citadina.

A partir de 1930, bajo la presidencia de Pascual Ortiz Rubio, el arquitecto Federico E. Mariscal fue el encargado del proyecto de la conclusión del Teatro Nacional; sin embargo, no es sino hasta 1932, con el apoyo del secretario de Hacienda, Alberto J.Pani, que la obra fue revitalizada con las instrucciones precisas de concebir un edificio "... asiento de una institución nacional de carácter artístico", que albergara varios museos, de ahí que por primera vez en 30 años se cambiara el nombre del edificio, de Teatro Nacional al de Palacio de Bellas Artes. Debido a la fuerte inversión que se requería para acabar el recinto, éste debía responder a una necesidad social y ser de utilidad pública. Así, el Palacio de Bellas Artes fue concluido por el arquitecto Mariscal el 10 de marzo de 1934.

Fuente: http://www.palacio.bellasartes.gob.mx/